6.5.13

CONSUMISMO...

Ideas para liberarnos del consumismo desmedido

¿Intentamos hacer el ejercicio de seguir las consecuencias que tienen nuestros actos y nuestra manera de vivir desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir? La revista Opciones nos da algunas recetas sencillas para liberarnos del consumismo, sin pausa pero sin prisa.
Ideas para liberarnos del consumismo desmedido
Imagen de @Doug88888 en Flickr
Si intentamos hacer el ejercicio de seguir las consecuencias que tienen nuestros actos y nuestra manera de vivir desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, seguramente nos encontraremos con realidades que nuestra ética ciudadana no toleraría. Así pues, detrás del vaso de leche de cada mañana se puede estar escondiendo la importación de materias primas modificadas genéticamente y el empobrecimiento de nuestro entorno rural. Detrás del electrodoméstico que compramos sin ni siquiera intentar reparar el viejo también podríamos encontrar vertidos descontrolados de residuos electrónicos, o guerras lejanas por el control de ciertos minerales. Detrás de una compra impulsiva de ropa nos podríamos encontrar encerrados en los estereotipos y modelos de moda que nos dicen que comprando más seremos más felices…
Evidentemente, someterse a sí mismo a un acto de análisis permanente como este puede resultar bastante complicado y nos puede traer muchos dolores de cabeza, demasiados: tampoco se trata de eso. Sin embargo, sí que este ejercicio nos puede servir para tomar conciencia de que con nuestros actos cotidianos y con nuestro estilo de vida estamos reproduciendo unas realidades ambientales, sociales, económicas y culturales determinadas. Por lo tanto, en nuestros hábitos podemos encontrar un espacio de poder que transforma la sociedad y a nosotros mismos en la dirección que queramos.
No queremos sentirnos culpables o víctimas de la sociedad de consumo, y menos de hacérselo sentir a los demás, sino que se trata más bien de quitarle peso al consumo en nuestras vidas, tomar las riendas de nuestras decisiones para que, a través de un consumo consciente y transformador, podamos ejercer también de ciudadanos en nuestros hábitos diarios.
Como la información muchas veces no es accesible, porque es complicado plantearse cada cosa que hacemos, ya que muchas veces estamos inmersos en rutinas difíciles de romper, te damos algunos consejos para que el camino sea más fácil.
Consumo más de lo debido para satisfacer las mismas necesidades o deseos cuando…
>> Uso productos de usar y tirar.
>> Compro productos que no se podrán reparar, que no tendrán piezas de repuesto, que son de poca calidad.
>> Tiro un objeto sin intentar repararlo.
>> Compro cosas que puedo hacer yo mismo: muchos juegos de mesa, comida preparada, refrescos…
>> Compro sin saber exactamente para qué quiero lo que estoy comprando.
>> Como en establecimientos donde el servicio es de usar y tirar.
>> Acepto objetos regalo o propaganda que no necesito.
¿Cómo puedo reducir mi contribución a esta problemática?
>> Eligiendo materiales de calidad y que duren.
>> Preguntando si hay repuestos y por cuánto tiempo, y si el período de garantía es razonable.
>> Priorizando la compra a profesionales, que generalmente ofrecen mejor calidad, dan servicio post-venta, nos pueden aconsejar sobre cuál es la mejor opción para nuestras necesidades y cómo podemos alargar la vida del producto.
>> Usando su propio vaso en máquinas de café y fuentes de agua, o sus fiambreras y cubiertos para la comida para llevar.
>> Cuidando los objetos para que no se dañen en poco tiempo.
>> Podemos arreglar muchos objetos nosotros mismos o llevarlos a profesionales que se dedican a la reparación: calcetines, cuchillos, cremalleras, zapatos, teléfonos, relojes, juguetes, ropa…
>> Alquilando o pidiendo prestados los objetos que usaré rara vez o durante un tiempo corto: la vajilla para una fiesta, un vestido de fiesta, un coche, herramientas que uso ocasionalmente, libros, guías turísticas, sacos de dormir y tiendas de campaña…
>> Buscando el producto en páginas de segunda mano o de intercambio.
Aumento innecesariamente la cantidad de envases y embalajes que uso cuando…
>> Uso bolsas nuevas en la compra, o envases y contenedores que no usaré más. El hecho de que en un envase se indique que es reciclable o biodegradable no quiere decir que se acabe reciclando o que se biodegrade en un tiempo razonablemente corto.
¿Cómo puedo reducir mi contribución a esta problemática?
>> Yendo a comprar con carrito, cesta… Por costumbre, lleve una o más bolsas plegadas para la compra, preferiblemente de ropa o material compostable (como el Mater-Bi).
>> En un autoservicio de verdura y fruta podemos poner todos los productos en una sola bolsa.
>> Eligiendo productos en envases retornables o lo más grandes posible.
>> Comprando a granel: fruta, verdura, embutidos, aceitunas, legumbres cocidas, frutos secos, galletas, bollería, vino, bombones y dulces, cereales, material de papelería y ferretería.
>> Llevando recipientes de casa al ir a comprar a granel o buscar comida para llevar: fiambreras, hueveras, botellas para el vino…
Como veis, hay camino por hacer, y esto es sólo una muestra… En cualquier caso *siempre será más enriquecedor si nos guiamos por la curiosidad y no dejamos que nos aplaste el peso de la responsabilidad, *porque tenemos que ser muy conscientes de que vivimos en un mundo que, desgraciadamente, camina en la dirección opuesta. Por lo tanto, tenemos que tener presente que como individuos podemos generar cambios a nuestro alrededor pero tampoco podemos pecar de magnificar el poder de la acción individual: el consumo consciente y transformador es un cambio necesario, pero no suficiente.
Para entendernos, difícilmente conseguiremos reducir las emisiones de CO2 sólo a través de la suma de muchos individuos comprando productos locales; siempre será necesaria la organización colectiva tanto para facilitar la creación de alternativas de producción como para incidir políticamente para generar cambios estructurales en los espacios que regulan nuestros hábitos diarios.

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