30.7.12

DESVASTADO...

Desvastado, estado que deja Emilio

El PAN se regresó a los votos que recibía hace 25 años
Por: Rubén   Martín
rubenmartinmartin@gmail.com

Emilio González.

Independientemente de que los magistrados electorales de Jalisco ratifiquen el triunfo electoral del priista Aristóteles Sandoval Díaz, o modifiquen el resultado a favor de Enrique Alfaro Ramírez, lo cierto es que se acabó el ciclo de gobiernos panistas en la entidad abierto en 1995. Ahora que se van los gobiernos panistas, vale la pena preguntarse por el saldo que entregan.

1. Político: el estado político que entrega Emilio González Márquez no podía ser más devastador. Emilio González es corresponsable de la debacle panista; es corresponsable de una derrota que regresa al Partido Acción Nacional (PAN) porcentajes de votaciones de hace 25 años, a un partido que pierde no sólo la gubernatura sino la mayoría de alcaldías que estaban en su poder. Igual de negativo es el saldo que deja al seno de su partido: dividido, enfrentado, sin rumbo.

El balance político más relevante, es que en el último sexenio ha continuado el deterioro y deslegitimación del sistema político en Jalisco. Primero porque a 18 años de distancia, muchos de los electores que creyeron que con el triunfo panista se abrió un periodo de “transición a la democracia” ahora están decepcionados y muchos comprobaron que el PAN era igual que el PRI. Los gobiernos panistas dilapidaron la expectativa de cambio político que miles de ciudadanos depositaron en ese partido. Ni qué decir de anécdotas como la mentada de madre, las tropelías en el Congreso local, los altos sueldos, las prestaciones de la alta burocracia, los viajes al exterior...

A eso se suma un ejercicio de gobierno alejado por completo del pueblo, una agenda de gobierno concentrada en promover las inversiones privadas y que ignora y reprime a los movimientos sociales.

2. Económico: Si bien en lo político los panistas anunciaron cambios de fondo (que quedaron a deber), en lo económico no hubo nunca anuncio de cambio de dirección. Al contrario. Los gobiernos sucesivos de Alberto Cárdenas, Francisco Ramírez y Emilio González adoptaron el modelo de desarrollo económico trasnacional apostando a la industria electrónica, la maquila, el turismo que despoja territorios y la entrega de una cuarta parte del estado en concesiones mineras.

Hay datos duros que indican que esta política económica ha sido un desastre: para empezar, es deficitaria en creación de empleos. Entre marzo de 2007 y junio de este año, se crearon 116, 001 empleos formales, cuando se necesitaban más de 367 mil, por lo que hay un déficit de 251 puestos formales.

El salario promedio de cotización ante el IMSS era, a la llegada de Emilio González a la gubernatura, de 171 pesos diarios y en junio de este año llegó a 239, un aumento en cinco años y medio de 39 por ciento, muy por debajo del aumento de la canasta básica.

No es casual que en este periodo haya aumentado el comercio informal que se convierte en modo de subsistencia básico e indispensable para cientos de miles de jaliscienses. Las personas en la informalidad pasaron de 2006 a 2011 de 769 mil a 885 mil personas (esa cifra, por supuesto, no contabiliza la cantidad de personas que se suman a trabajar al crimen organizado).

3. Social: El fracaso de las políticas neoliberales ha provocado, como cabía esperar, una situación de vida más difícil para la mayoría de los jaliscienses. Ahora en la gran mayoría de los hogares de la entidad, es necesario que los miembros de la unidad doméstica trabajen más para satisfacer sus necesidades básicas: alimentación, vivienda, ropa, transporte, educación, salud, esparcimiento.

Las consecuencias del modelo neoliberal tienen en la pobreza a 37 de cada 100 jaliscienses, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. En 2010 había dos millones 646 mil personas en pobreza, de las cuales 362 estaban en condiciones de pobreza extrema.

Además de las consecuencias negativas para la población, la crisis del modelo neoliberal ha ocasionado un agravamiento de los problemas medioambientales en Jalisco. La grave contaminación en El Salto sigue, a pesar de la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales, pues los desechos industriales continuarán sin ser tratados. La deforestación hace que cada año se pierdan 32 mil hectáreas de bosque en Jalisco, equivalentes a la extensión de La Primavera; además de que continúa a pasos agigantados la mancha urbana sobre las áreas de recarga, ahora ocupada 60 por ciento por el desarrollo urbano. En lugar de tomar medidas en sentido contrario, el gobierno de Emilio González avaló y promovió la urbanización de El Bajío, zona de alta recarga de agua. El tema de la movilidad en la zona metropolitana de Guadalajara no avanzó mayor cosa, provocando mala calidad de vida para los usuarios del transporte público y agravando al contaminación en la metrópoli.

A estos problemas se suman la intensificación del despojo de territorios y bienes comunes de pueblos y comunidades de la entidad. La privatización de playas de la costa jalisciense casi llega al 90 por ciento en el actual gobierno.

Y para agravar las cosas, la enorme cantidad de recursos adicionales que llegaron en este sexenio, más de 50 mil millones de pesos, se dilapidaron sin que se invirtieran en problemas fundamentales.
Este es el trazo grueso de los saldos negativos que deja el gobierno de Emilio González.

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