9.8.10

EL correo ilustrado

Abuso de alcalde de El Salto

Al alcalde de El Salto, Jalisco, debe aplicársele juicio político a la brevedad posible por dañar a la ciudadanía de su municipio al enfrentarlos entre sí, abusando de la pobreza y de su autoridad; asimismo por el delito de extorsión al condicionar la entrega de uniformes y útiles escolares con agresión a opositores de la remodelación de la plaza por el programa del Bicentenario, por restringir la libre expresión y lo que resulte; es necesario la sanción pública. Basta de “juicios políticos que no proceden por falta de elementos”.

Se está gastando un fabuloso presupuesto oficial para los eventos conmemorativos y caprichosos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución; es una actitud cínica para el grueso de la agraviada población que no ha visto los frutos de su independencia de la Corona española, ni de su revolución de 1910 contra la opresión de los adinerados internos y externos.

En Tlaquepaque no se cantan mal las rancheras, el municipio que administra Miguel Castro, hijo del Güero Barba, ya prepara una innecesaria y segunda estatua gigante de Don Miguel Hidalgo, que bloqueará espacios como el Macrobús.

Ni caso tiene hacer un llamado a los legisladores de Jalisco, o junta de notables como se les llamó después de la Independencia, integrada por terratenientes, acaudalados comerciantes y el clero; es decir, son tapadera de la misma olla. La opinión pública tiene la palabra.

Atentamente, Roberto Ríos Preciado

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