21.2.10

ASAMBLEA REGIONAL DE AFECTADOS AMBIENTALES



Habitantes de San Isidro han exigido sanearlo desde hace décadas, recuerdan en Asamblea
Gobiernos de Zapopan olvidaron al río Blanco, denuncian vecinos
Habitantes de El Salto critican que no se les consultó para la declaratoria de fragilidad ambiental en la zona del río Santiago.


2010-02-21•Ciudad y Región

El sexto encuentro de afectados ambientales fue en San Isidro, pero con más quejas sobre el río Santiago.
El sexto encuentro de afectados ambientales fue en San Isidro, pero con más quejas sobre el río Santiago. Foto: Marco A. Vargas

Tierras ignoradas, las del poblado de San Isidro en el inmenso municipio de Zapopan, donde se llevó a cabo ayer la VI Asamblea de Afectados Ambientales, un encuentro periódico de vecinos jaliscienses en el que, a diferencia de una religión o de un partido político, la llegada de nuevos miembros no es alentadora, porque todos son víctimas de la contaminación, aunque los une el afán de agrupar las luchas independientes que, en solitario, son fácilmente opacadas.

En San Isidro, los habitantes caminan sobre los tepalcates de las promesas de las administraciones pasadas, refirió uno de ellos, Martín Delgado, quien señaló que su principal problema es la contaminación de cuenca del río Blanco, agravada desde 1984. Desde entonces, han presenciado la lenta agonía del cauce que ya no trae nada vivo. Excepto larvas de moscos y unos cientos de miles de millones de bacterias carnívoras: “Siempre a uno le da tristeza de nuestras autoridades que, Administración tras Administración, nunca se ha solucionado todo esto”.

Años atrás, un grupo de pobladores emprendió una expedición para ubicar la fuente de contaminación del río, y descubrieron que se encontraba en las descargas de la colonia Vicente Guerrero, la cual presuntamente incluía los pútridos desechos de industrias y tenerías.

Su constante exigencia ha sido el saneamiento del río, pues viven la misma historia que los visitantes de otros pueblos, como El Salto y Juanacatlán, con enfermedades como el cólera y recientemente el dengue. Sobre males mayores, aún no perciben un problema significativo: “Como la mosca, nos hemos hecho inmunes a la contaminación, pero va en aumento”, dijo. No obstante, la actual situación no debe significar que tengan que esperar hasta que los efectos sean casi irreversibles, como sus camaradas del El Salto y Juanacatlán, junto al río Santiago.

Declaratoria de fragilidad excluyó a los habitantes

En días pasados se dio a conocer que la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (Semades) emitiría una declaratoria de fragilidad ambiental sobre un polígono de alrededor de siete mil kilómetros cuadrados en los municipios por donde cruza el río Santiago, según dio a conocer su titular, Martha Ruth del Toro.

Aunque la declaratoria es buena, es lamentable que no se hayan tomado en cuenta las observaciones de quienes a diario están en contacto con el ambiente nocivo, expuso ayer Graciela González, integrante de la asociación Un Salto de Vida, quien se encontraba entre los organizadores de la asamblea: “No desestimamos las aportaciones que por ley se contemplan en la declaratoria; sin embargo, creemos que es grave que las decisiones sigan siendo unilaterales”.

Y como se excluyó la participación de los afectados por la contaminación del río Santiago, el documento y sus acciones pueden no ser suficientes o las más adecuadas: “¿Quién la hizo? ¿Para qué se hizo? En primer término, la población no sabe que la zona ha sido declarada con fragilidad ambiental, y desconoce las acciones que se ejercen sobre él. [...] La gente sabe por el canal 4 [de la televisión], pero no significa que la gente entienda”.

De hecho, ni siquiera los organismos civiles han tenido vista de la declaratoria, por lo que sólo saben las generalidades que les comunicó la secretaria Del Toro de manera oral: con la declaratoria se pararán nuevos procesos productivos nocivos para la zona, se regulará la infraestructura urbana, se frenarán nuevos desarrollos y se obligará a los municipios a involucrarse en el ordenamiento de su territorio. En teoría.

Lo más rápido para terminar de tajo la contaminación en el canal de El Ahogado es entubarlo, pero ello no significa que se resuelva el problema, señaló Graciela González.

La activista de Un salto de vida a
tribuyó la idea a los nuevos pobladores de los fraccionamientos que se asentaron junto al canal, pero comprende su postura porque ellos, a diferencia de los naturales de El Salto, no tienen lazos con la tierra, ni con el agua, ni fueron testigos de su degradación: “No tienen un vínculo de amor con el territorio, y se entiende y se respeta, pero el gobierno se puede aprovechar de esa inconciencia y hacer obras paliativas y degradantes”.

Diputados afectados

Con propuestas ambiguas y ante el rechazo de los organizadores, los diputados locales José Luis Ocampo y Salvador Arellano, de la Comisión de Higiene y Salud, también acudieron ayer a la VI Asamblea de Afectados Ambientales y aprovecharon para hacer declaraciones sobre la situación: “Es una falta de ética de las autoridades, tanto estatales como del gobierno federal, que no han podido llevar a cabo un saneamiento de las aguas”, denunció Ocampo, quien prometió gestionar recursos para la construcción de plantas tratadoras para sanear el río Blanco, pero no dio detalles de cómo ni cuándo lo hará. Arellano aseguró que él, como ejidatario en San Isidro, también es un afectado, y uno de los principales interesados en sanear.
Guadalajara/Sergio Blanco

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