14.12.09

El Santiago infecta a niños

Los habitantes de Los Arcos cuelan el agua contaminada para después utilizarla en su ''aseo'' personal. E. PACHECO

  • Alfonso Petersen Farah, secretario de Salud Jalisco, dijo desconocer el caso

Seis pequeños del poblado de Los Arcos recibieron atención en el Hospital Civil, por una infección con moluscos en la piel

JUANACATLÁN, JALISCO.- Las aguas contaminadas del Río Santiago continúan afectando a los habitantes de zonas aledañas al afluente.

Hace unas semanas, seis menores, pobladores de Los Arcos, municipio de Juanacatlán, fueron atendidos en el Hospital Civil por una fuerte infección con moluscos en la piel, producto de bañarse con agua no apta.

Entrevistado, el secretario de Salud Jalisco, Alfonso Petersen Farah, dijo desconocer el caso de los habitantes de Los Arcos, atendidos en el Hospital Civil.

“Primero que nada, deberemos tener una notificación diagnóstica por parte del Hospital Civil, y fundamentado en eso llevaremos a cabo un estudio para documentar si existe alguna relación causa-efecto”.

El secretario apuntó que “si se confirma el diagnóstico, hay que comentar que ésta no es una enfermedad relacionada con la contaminación ambiental ni del agua, sino que es un padecimiento característicamente asociado a temas relacionados con la higiene personal”.

Aunque la dependencia no ha sido notificada del caso, Petersen Farah recordó que se está realizando un estudio en comunidades aledañas al Río Santiago para determinar cómo influye la contaminación del agua en los padecimientos de los habitantes.

“Nosotros estamos realizando en este momento un estudio epidemiológico para conocer el comportamiento de las enfermedades y hacer un análisis comparativo con otros puntos del Estado de Jalisco. Este estudio lo estamos llevando a cabo a través de la región sanitaria, y estaremos terminándolo, yo creo que a más tardar en el mes de febrero”.

Aguas contaminadas del Santiago infectan a pobladores de Los Arcos

Seis niños llegaron al Hospital Civil con la piel plagada de moluscos contagiosos. Los doctores quedaron aterrados; nunca habían visto más de 10 lesiones en una persona por esta infección, y ellos traían entre 300 y mil protuberancias cada uno, porque en su familia se bañan, lavan los trastes y la ropa con aguas del Río Santiago.

El líquido espumoso y apestoso recorriendo el cuerpo de una persona es una imagen suicida. Pero en Los Arcos, Juanacatlán, es una imagen cotidiana: no hay agua potable ni recursos para comprar pipas. La mayoría de los 70 pobladores tienen como única opción utilizar el líquido contaminado del afluente, que les llega a través del canal de La Aurora, que comienza su camino a un lado de la cascada de El Salto.

Primero sacan el agua con un balde; luego la cuelan para quitarle moscos, lama, basura y hasta pellejos de animales; por último, le echan gotas de cloro y queda lista para “asear” sus casas y sus cuerpos.

Por esa rutina, toda la familia Mata cayó en el hospital.
La dermatóloga pediatra María Esperanza Solís Millán –quien los atendió– explica que los moluscos se contagian principalmente por condiciones de desaseo.

“Ellos (los niños) se bañan en aguas sucias, combinado con que probablemente no están bien nutridos. Es un caso exageradísimo, los tuve que meter al quirófano, los sedé a todos y les quitamos de una por una (cada lesión), porque no hay ningún medicamento para este virus. ¿Quién aguanta esa tortura?”.

Cuando entraron a la operación, los anestesiólogos se indignaron: “¿Cómo es posible que esto suceda? Lo que ellos traen son como tumores”, le decían a la doctora del Hospital Civil “Juan I. Menchaca”, quien considera urgente que las autoridades atiendan la problemática que se vive en Los Arcos, localidad ubicada a unos kilómetros del puente histórico de Tololotlán.

De acuerdo con los estudios que ha realizado la Comisión Estatal del Agua (CEA) todo este año, el punto más crítico del Río Santiago es la zona donde recibe al arroyo El Ahogado, que arrastra todas las descargas de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) y que está fuera de la norma en parámetros fisicoquímicos, microbiológicos y de metales pesados.

La NOM-001-SEMARNAT-1996 indica que las descargas a un cuerpo de agua no deben superar los mil coliformes fecales por cada 100 mililitros. En El Ahogado, hay niveles de hasta cien millones.

Justo después de que desemboca en el Santiago es de donde sale el canal de La Aurora, que riega a su paso cultivos, calma la sed del ganado de la región y, finalmente, “resuelve” la carencia de agua potable en Los Arcos, sin que hasta el momento se conozcan públicamente los problemas de salud de las personas que ahí viven.

Niños tapizados de moluscos

Han pasado algunas semanas desde que les rasparon las protuberancias rosadas. Es de noche y todos están afuera de la casa, a un lado de un riachuelo pestilente que baja del canal de La Aurora.
La abuela sale de una puerta de malla ciclónica y comienza a platicar que el jueves por fin llegó el agua potable. Pero todavía se les hace “agua la boca”, porque el mismo día se tronó la infraestructura y siguen en las mismas.

“Nos da pendiente que les vuelvan a salir esos moluscos. Porque ni modo que los bañemos con agua de garrafón, ¿con qué dinero?”.
De inmediato le alza la playera al mayor, Ulises Damián Mata, de 14 años, está saturado de cientos de cicatrices blancas.

La hija de la anciana es Marisol Mata. Tiene 24 años y es mamá de los tres más pequeños que fueron intervenidos en el Hospital Civil.
“Nos dimos cuenta porque a la más chiquita –Areli Daniela Galindo Mata– le salió un granito en la cabeza. La llevé a la Casa de Salud y me dijeron que fuera al Civil, porque parecía molusco contagioso, por el agua contaminada. Allá en Guadalajara dijeron que necesitaban operar a todos. Son como espinillas que tenían que reventar. Con una aguja les pican el cuerito, hasta que les raspan todo, porque si no se los quitan se les va contaminando todo el cuerpo”.

El primer diagnóstico de Areli lo hizo el doctor Carlos Olvera Ledesma, del Centro de Salud Juanacatlán: “Probable molusco contagioso. La paciente femenina de un año de edad presenta lesiones dermatológicas en axilas de tipo pápulas… que se propagaron hacia cuello y cabeza, así como abdomen, tórax y extremidades”.

Ulises retuerce la cara e interrumpe la plática, porque es lo más doloroso que ha vivido. “Cuando me bañaba sentía que me quemaba, y el agua estaba toda fría. Y luego las costras se me pegaban a la ropa”.

En el Hospital Civil les mandaron hacer otros estudios, para ver si no hay consecuencias de otro tipo. “Quieren descartar que esto les haya generado otros problemas”, dice Marisol Mata.
Entrevistada por separado, la dermatóloga Solís Millán dice que urge un estudio completo de esa familia y de todas las de Los Arcos, que han usado por años aguas del Río Santiago, porque seguramente habrá enfermedades más graves.

“Ellos vinieron a Guadalajara ya muy delicados, seguramente hay un foco infeccioso en la localidad, pero mucha gente no tiene los recursos para ir a atenderse”.

De las 10 personas que viven en ese hogar, los seis niños se contagiaron, al igual que Marisol Mata, quien labora en un taller de ropa de Zapotlanejo tres veces a la semana y recibe mil 100 pesos al mes. “Es lo único que he podido conseguir, porque a uno por el simple hecho de tener hijos, no le dan trabajo. Con lo poquito que gano completamos con los 600 pesos semanales que gana mi hermano, vendiendo rastro”.

Toda la familia se mantiene con tres mil 500 pesos mensuales: con poco más de 10 pesos por persona comen a diario, se hidratan, visten, se trasladan, pagan la luz y un largo etcétera.

La abuela con lentes redondos, como la silueta de su rostro, se apoya en el bastón hecho con alguna rama de la región, iluminada por el foco del exterior de su casa, y advierte: “Oiga, pero no queremos problemas con el Gobierno. Nos da miedo que haya represalias y que luego no quieran atender a mis nietos. No nos estamos quejando. Nosotros sólo queremos que nos pongan agua”.

Pero aunque arreglen la red hidráulica, confiesa que tiene que pagar la manguera que lleve el líquido a su casa, y por ahora es un gasto que no puede solventar.

Al salir, van dos vecinas de menos de ocho años. Cuentan que ya no se lavan el cabello con el “agua cochina”, porque sus casas son de las pocas que tienen pozos. “Más arribita” vive una amiga de ellas, quien también tiene “toda la cabeza y el cuerpo lleno de bolas. Vive con su hermano, solita, porque su mamá murió hace poquito de cáncer”.

Dotan de agua potable... y truena la infraestructura

Silvia Mata cuenta que el agua potable es una promesa de campaña de todos los alcaldes electos de Juanacatlán. Cuando por fin se hizo realidad, en un día tronó toda la infraestructura.

La epidemióloga Solís Millán hace un llamado a las autoridades del sector Salud y en materia hidráulica para que atiendan la situación de todas estas personas, “que no tienen acceso a asearse, porque no tienen dinero, y es un asunto muy delicado”.

Cae otro niño al río

Libertad Herrera de la Cruz no tiene remembranzas de lo que antes fue el Río Santiago, porque llegó apenas hace dos años a Los Arcos. Se vino con su esposo y sus hijos desde Atemajac de Brizuela. Frente a su cocina cae agua del canal de La Aurora, y como todos, cuela el líquido para su uso cotidiano.

Hace poco más de ocho meses el canal hizo espuma y a su hijo de cinco años le llamó la atención. Se acercó y cayó. Desde ese día, tiene la piel forrada de manchas que se agudizan cada que lo baña con esa misma agua.

“Pues yo le metí el dedo para que aventara toda la porquería. Pero desde ahí no se le quita la infección de la piel. Y pues a veces tengo para bañarlo con agua de garrafón, pero no siempre nos alcanza”.

Herrera de la Cruz tiene 22 años y dos hijos. La mayor de nueve años también tiene manchas blancas en la piel. Su esposo trabaja en una de las casas de campo de Puente Viejo, en el mismo municipio de Juanacatlán. Le pagan mil pesos a la quincena.

En su pueblo natal su marido no tenía empleo. Pero ahora vive con el “Jesús en la boca” de que se le vuelvan a caer sus hijos al río.
Con mucha vergüenza, agacha la cabeza, y responde que no ha llevado al niño al doctor porque no ha tenido dinero para ir a Guadalajara.

Aguas contaminadas son “mejor que nada”

A lo largo del canal de La Aurora hay un sinfín de tierras de este distrito que cultivan garbanzo, alcatraces, maguey, alfalfa, avena, árboles frutales, hortalizas y maíz.

Uno de los campesinos es Jesús Álvarez, de 82 años, quien deja de caminar junto al tractor para echar el garbanzo en la tierra. Se acerca a saludar y pregunta si la intención de la visita es “nomás informarse de lo jodido que está uno”, como siempre.

Carga un balde naranja en la mano derecha, donde tiene el garbanzo, trae los pantalones doblados, camisa vaquera, huaraches y sombrero para la jornada en el campo. Cuenta que por el mal temporal perdió toda su cosecha de maíz y apenas sobrevivió el cilantro.

“Pero lo vi como que se estaba secando y me animé a echarle agua del canal: se me secó todo. ‘Pos’ si el agua está mala, me mata todo. Este año se me han muerto como ocho becerros que toman agua de ahí. Dicen que se les desbarata el hígado”.

Para este temporal pidió 150 mil pesos prestados. “Pero ‘pos’ qué íbamos a saber que lo íbamos a perder todo. Y pues eso sin contar lo que ya no ganamos. Pero no me voy a rajar”.

Dice que en estos años “malos” tiene el consuelo del agua de La Aurora, “porque es mejor que nada”.

Mucha de la cosecha que se riega en todo este distrito se vende en El Salto, Juanacatlán y Guadalajara.

A finales de noviembre, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) declaró que no hay ningún avance de las autoridades para el saneamiento del Río Santiago.

Mientras tanto, el director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege Tamargo, ha anunciado por todos lados que están avanzando en el saneamiento de la cuenca.

Textos: Alejandra Guillén

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