10.6.09

De no superarse las dificultades técnicas se recurrirá al sistema La Zurda-Calderón

Acepta Emilio que hay un proyecto alterno al de la presa de Arcediano

El embalse, promovido desde el año 2000, ha costado hasta el momento $300 millones

JUAN CARLOS G. PARTIDA, RAUL TORRES

Un obrero observa una de las descargas de aguas negras al río Santiago
Un obrero observa una de las descargas de aguas negras al río Santiago Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO

El gobernador Emilio González Márquez aceptó que existe un plan B ante la posibilidad de que el proyecto para construir una presa en Arcediano finalmente sea cancelado. Si en un año no se logran subsanar las dificultades técnicas que permitan garantizar la viabilidad del embalse, entonces con un eje principal en la también proyectada presa de El Zapotillo se utilizaría el sistema La Zurda-Calderón como el vaso final para abastecer de agua potable a la Zona Metropolitana de Guadalajara.

Es la primera ocasión en más de 14 años desde que se impulsó la construcción de la presa de Arcediano por los gobiernos estatales panistas, que oficialmente se reconoce la posibilidad de cancelar un proyecto que hasta ahora al menos ha costado 300 millones de pesos en diferentes estudios, una cantidad indeterminada en indemnizaciones para evacuar a los pobladores de lo que era el último reducto rural del municipio de Guadalajara y para trasladar “piedra por piedra” un histórico puente colgante que cruza el río Santiago.

Ante reporteros en una plática en Casa Jalisco el lunes por la tarde, González Márquez reconoció que el presidente Felipe Calderón retiraría el apoyo económico necesario para construir la presa de Arcediano, ubicada al fondo de la barranca de Huentitán, límite natural al norte de la Zona Metropolitana de Guadalajara.

–¿Entonces cuál sería la alternativa?, –se le cuestionó.

–La presa de La Zurda.

Oficialmente llamada presa Ingeniero Elías González Chávez, el sistema La Zurda-Calderón opera desde 1991 y se ubica sobre la corriente principal del río Calderón en un punto conocido como el Plan de Calderón, a un costado de la autopista Tepatitlán-Zapotlanejo, a una hora por carretera al oriente de Guadalajara, en el municipio de Zapotlanejo y ya dentro de la región conocida como Los Altos. El río Calderón es un importante afluente del río Santiago y forma parte de la subcuenca del río Verde, con usos principales para riego agrícola, control de avenidas, abrevadero, pesca comercial y recreativa, además de abastecimiento para consumo humano.

González Márquez especificó que la alternativa de La Zurda-Calderón tendría por fuerza que tener como vaso principal la presa en El Zapotillo, en el río Verde, un proyecto que ha causado al igual que Arcediano una fuerte oposición social debido a que implica la inundación de los pueblos alteños Temacapulín, Acasico y Palmarejo. El Zapotillo, que tendría una cortina de 105 metros de altura, abastecería la nueva ruta para dotar de agua a Guadalajara, pero también operaría a favor del abastecimiento del vital líquido en diversos municipios alteños de Jalisco y en la ciudad de León, Guanajuato.

Afirmó que en el proceso de convencer a los pobladores de Temacapulín para que vendan sus propiedades y acepten la reubicación prometida, ya tiene la aceptación de al menos 30 personas, lo que representa cuando mucho el 20 por ciento de la gente a convencer para lograr destrabar el inicio formal de las obras en El Zapotillo, ubicado unos 30 kilómetros aguas abajo del poblado. Precisó que ya se trabaja en los preliminares de la obra y que incluso gente de Temacapulín ha encontrado trabajo en la construcción de la presa.

Largo y sinuoso camino

La presa de Arcediano comenzó a promoverse desde la administración de Alberto Cárdenas como gobernador (1994-2000), quien propuso, sin lograrlo, obtener un multimillonario crédito en Japón.

El sexenio pasado, Francisco Ramírez Acuña tardó todo su periodo para lograr las autorizaciones legislativas y finalmente, dos años y medio después de iniciada su administración, González Márquez reconoció que la disputa aparentemente técnica entre la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Comisión Estatal del Agua (CEA) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) podría empantanarse al grado de ser necesario recurrir a la opción de La Zurda-Calderón.

Desde que se anunció Arcediano levantó una amplia polémica, en particular porque su mayor afluente sería el río Santiago que en esa zona es uno de los más contaminados del país al grado que el año pasado un niño de ocho años, Miguel Angel López Rocha, cayó al río en el municipio de El Salto y 15 días después murió intoxicado por el arsénico que contenían las aguas que ingirió.

Diversos estudios independientes, incluidos de la Universidad de Guadalajara, de la Organización Panamericana de la Salud, o señalamientos de especialistas como el español Pedro Arrojo Agudo, uno de los científicos ambientalistas más notables del planeta, coincidieron en la pésima calidad del agua y lo inviable de que un abastecimiento en Arcediano sirviera para dotar de agua potable a la capital jalisciense, pues además el líquido debería bombearse a nivel de la ciudad con un enorme gasto en energía eléctrica.

“Entre los malos proyectos de dotación de agua potable que he conocido en el mundo, el que aquí impulsan en la barranca de Huentitán, es el peor de todos”, sentenció Arrojo Agudo, en septiembre del año pasado.

La semana pasada el director de la CEA, César Coll Carabias, aunque no quiso reconocer que ya existe un plan B, sí aceptó que “el proyecto se está analizando”, debido sobre todo a que hay notables diferencias de opinión para erigir la cortina en Arcediano.

“Nosotros pensamos que la cortina va a ser de concreto compactado. Una vez que esté consensuado, el proyecto se pone a la aprobación de la Conagua, la que nos tiene que dar la autorización para construir”, dijo.

También afirmó que la CFE, que utilizaría el flujo de la presa para generar energía eléctrica, ha concluido que la cortina debería ser de materiales graduados, con arcilla al centro y una amplia plataforma de piedra en forma piramidal.

“Nosotros contestamos que si la hacemos así, aunque hay evidentemente ciertas ventajas, también tendría ciertos inconvenientes: tienes que hacer una montaña dentro de un kilómetro de longitud por 125 metros de alto […] Por otro lado está el flete; no tenemos bancos [de materiales] cercanos, entonces los fletes de 30 o 40 kilómetros para estar llevando ese volumen de material, que son millones de metros cúbicos, serían costosísimos, y no se diga el impacto ambiental”, agregó Coll.

Reconoció además que la reunión que se realizaría en mayo pasado con expertos internacionales convocados para lograr una solución que pudiera ser óptima para levantar la presa, quedó pospuesta de forma indefinida debido a la emergencia sanitaria que existió en el país “y como es gente que anda en diferentes partes del mundo, esto se empezó a tramitar entre enero y febrero para hacerlo en mayo, se cayó”.

Hay dinero, pero no un proyecto

Entrevistado el lunes, el director de la Cuenca Lerma–Chapala–Santiago, Raúl Antonio Iglesias Benítez, afirmó que los recursos necesarios para construir Arcediano siguen disponibles, pero antes el gobierno estatal, a través de la CEA, tendría que subsanar todos los obstáculos que aún impiden la realización de un proyecto ejecutivo que defina con exactitud los costos requeridos.

Afirmó que la construcción de la presa y todos sus accesorios, como la planta de bombeo y el envío del agua para su potabilización, es responsabilidad del CEA.

“Hicimos un convenio entre la federación y el gobierno del estado y es una de las atribuciones que tienen a través de la CEA. Nosotros el compromiso que tenemos es proporcionar los recursos suficientes de acuerdo a la misma normatividad y que tengan la solvencia económica suficiente”, afirmó.

Sin embargo, y a pesar del apoyo económico que llegaría a través de la Conagua, es también la CEA quien tendría que realizar la tramitología incluso con la misma Conagua para obtener los permisos necesarios, pero también con la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales para lograr la manifestación de impacto ambiental y los permisos para cambio de uso de suelo, indispensables para comenzar el trabajo y que en estos momentos tampoco se tienen.

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