18.5.09

Productor asegura que sanea 90 por ciento de sus desperdicios

Pestilente descarga junto a Venagen

El Salto y el pequeño pueblo de Tololotlán están unidos por una pequeña carretera sin pavimentar.
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  • 2009-05-18•Negocios

El Salto y el pequeño pueblo de Tololotlán están unidos por una pequeña carretera sin pavimentar. Aproximadamente a 300 metros de distancia de la escuela de Tololotlán está la granja porcícola Venagen, y justo afuera de la fachada de esta instalación sale una fluida descarga de agua color café, con un olor pestilente, que cae a las aguas del río Santiago.

El estudio del año 2006 realizado por el CEAS señala que esta descarga tiene un nivel de “toxicidad aguda significativa”. Alrededor de la granja no hay ninguna otra industria. A un lado tiene enormes depósitos cubiertos por una lona negra. Son los biodigestores, depósitos de excrementos que son exigidos por las autoridades para estas granjas. “La llama no está prendida, significa que no está encendido el biodigestor”, explica Enrique Enciso, activista de Un Salto de Vida, al señalar a los enormes depósitos.

Jesús Vega Navarro, socio de esta granja, que maneja entre doce y trece mil cerdos al año, asegura que “toda el agua que sale de la granja se procesa en el biodigestor”, y después se usa en labores de riego. “De hecho la salida de agua del biodigestor ya no tiene ni olores fétidos porque ya viene de un proceso. Sale un poco amarilla, como agua procesada, pero tenemos análisis de laboratorio donde se bajaron muchísimo los contaminantes, pero sí queda algo”, reconoció.

El socio de la granja dijo que a todas las empresas que tienen biodigestores “nos falta muy poco realmente para cumplimentar” las normas ambientales, “porque 90 por ciento de los residuos se degradan en el biodigestor y tenemos unas aguas no dentro de la norma, pero estamos precisamente buscando cuál es el proceso a implementar para meternos a la normatividad”.

Mientras tanto, ahí sigue la descarga pestilente a un lado de esta granja, bañando con sus líquidos contaminados al río Santiago, y con sus olores nauseabundos a Tololotlán, donde, además, por el medio del poblado atraviesa un canal de agua que proviene de la confluencia de un arroyo que sale del basurero Los Laureles y de un sistema de riego antiguo que capta agua del propio Santiago.

Guadalajara/JEC

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