23.5.09

Manifestantes de Tlajomulco exigen colector antes de las inundaciones

La manifestación que duró menos de dos horas concluyó en nueva promesa

Guadalajara.- Divide y vencerás. Una nueva promesa del gobierno estatal bastó para romper el bloqueo que los habitantes de La Alameda mantenían sobre la carretera a El Salto, donde demandaban las obras prometidas por meses para preparar a esa zona para el inminente periodo de inundaciones. La decisión del bloqueo surgió después de casi un año de ser ignorados por las autoridades de Tlajomulco y El Salto, pues ambas deberían haber firmado un convenio para instalar un colector es la calle Independencia, que es el límite entre los municipios.

En años anteriores, los temporales han elevado el nivel del agua hasta un metro de altura en algunos puntos de La Alameda, aseguraron los manifestantes. Incluso, otros fraccionamientos como Jardines del Castillo o La Azucena, sufrieron estragos similares por el gran nivel que alcanzó el río Santiago.

A las seis y media de la mañana, cerca de 60 personas montaron una valla humana sobre la carretera a El Salto, a la altura de La Alameda. Esta delegación pertenece a Tlajomulco pero se encuentra en los límites con El Salto. Claudia Abigail Álvarez ya había denunciado meses atrás a los medios la falta del colector. Recordó además que el alcalde Antonio Tatengo Ureña les prometió que, de llegar a la silla presidencial, La Alameda sería la primera beneficiada (Público, 7 de marzo de 2009).

Minutos después, el desorden provocado, los motores y el claxon de los vehículos: ¡¡ta-ta-ta-TA-ta!!, junto con el olor a huevo de las aguas negras que pasan por la calle Laurel, formaban una nutrida escamocha de contaminación.

Como sucede, las autoridades aparecieron para tratar de convencer a los manifestantes de que acabaran con el bloqueo (que de hecho, siempre permitió el paso de vehículos por el carril del lado sur).

La Secretaría de Vialidad y la Policía de Tlajomulco se apostaron en el sitio antes de que arribara Mario Reynoso Esparza, subsecretario de Asuntos del Interior del estado.

Con un tono nervioso, el funcionario inició el diálogo con los representantes, tratando de convencerlos de que ya todo se solucionaría, pues a las 10:00 horas se reunirían los municipios con las autoridades estatales para firmar el convenio, ahora sí, el miércoles próximo.
La desaprobación del grupo, que ya llegaba a cien, no se hizo esperar. Los gritos: “¡Protestar es un derecho, reprimir es un delito! ¡No nos convencen! ¡Hechos sí, promesas no!”, interrumpían a los negociantes.

El convenio consiste en que Tlajomulco instale el colector y la pavimentación, mientras que El Salto sólo deberá construir canaletas para aguas pluviales. A pesar de eso, El Salto fue el municipio más renuente a invertir en su pueblo.

Pasaron los minutos y en los rostros de los representantes se percibía la aceptación de las seductoras palabras de Reynoso: “¡¿Cómo que aceptaron?!”, se escuchó una voz de reclamo.
Mientras, algunos de los mismos habitantes de La Alameda querían romper la valla para pasar: “¡Todavía viven aquí y no quieren apoyar!”, les reclamó una manifestante su renuencia.
Insistió Reynoso, y como buen negociante, logró convencerlos. Dos años, cinco meses, 22 días, ocho horas y diez minutos después de que Tatengo llegara a la silla, la valla se replegó. Ni siquiera se mantuvo por dos horas. Éxito gubernamental, pues Reynoso se comprometió a la firma del convenio, el miércoles; y las obras, después se sabrá...

Aunque un nuevo poder de convocatoria es incierto, los manifestantes prometieron que, de no comprometerse las partes involucradas, el próximo jueves cerrarán la carretera a Chapala, a la altura del parque Montenegro a las seis y media de la mañana.

Sergio Blanco

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