2.5.09

JORGE ROCHA

La influenza y los derechos

Sin duda alguna, el tema de la alerta sanitaria decretada para prevenir el contagio de la influenza porcina y la información sobre el desarrollo de esta enfermedad, ha llenado como ningún asunto el espacio público. Los titulares de los diarios, las entradas de los noticiarios radiofónicos y televisivos son monotemáticos; la influenza inundó la vida de todos los que habitamos este país. El resto de los debates, problemas y agendas de interés general pasaron a segundo, tercero o cuarto lugar. La aprobación en el Senado de la ley contra el narcomenudeo o la elección del nuevo titular del Instituto de Transparencia del Estado de Jalisco, por ejemplo, han quedado en las sombras y reducido a la atención de los interesados y especialistas en estos temas, y el puente vacacional, transformado ahora en cuarentena, recluirá a las familias en sus hogares mientras pasa la amenaza de este brote epidémico.

Durante esta semana hemos podido leer, escuchar y ver una infinidad de cifras, historias, posturas, interpretaciones, análisis, teorías y apologías que van desde que las medidas adoptadas por el gobierno de México y Jalisco fueron tardías, hasta que todo esto es una invención del capitalismo global con la intención de profundizar el control sobre las personas a través del miedo y reactivar la economía a través de las grandes firmas farmacéuticas, y entre estos extremos pudimos conocer las discusiones sobre la “crisis” de los cubrebocas (su eficacia y agotamiento), lo referente a la hipótesis de las granjas canadienses de Veracruz a las que señalan como responsables del brote epidémico, las críticas a favor y en contra de los cierres de eventos y espacios públicos, hasta la apología del table dance y de que el futbol sin aficionados simplemente no sabe y que no tiene sentido.

A pesar de la saturación mediática que estamos sufriendo a partir de los efectos de la influenza, en lo referente a las medidas de prevención y la actualización del avance de la enfermedad, hay varios asuntos muy importantes sobre los que vale la pena poner atención y que están ligados con algunos derechos humanos. El primero de estos asuntos es el derecho a la salud.

Este fenómeno ha puesto a prueba el sistema de salud en México en varios aspectos: en su capacidad de atención a los demandantes de consulta; de calidad en el servicio médico; de posibilidades de respuestas rápidas y flexibles; de abasto de medicamentos, y en sus estrategias de divulgación, información y educación en los temas de salud pública. Hasta el momento no podemos hacer un balance al respecto, ya que las instancias gubernamentales afirman que se ha procedido correctamente; sin embargo, hay denuncias ciudadanas que se pueden escuchar sobre todo a través de la radio, que hablan de mal servicio y saturación en los centros de atención. Cuando tenemos problemas de salud pública como la influenza, que no respeta las acentuadas diferencias sociales que tenemos en nuestro país, se confirma que este sistema de salud tan segmentado y ligado al derecho al trabajo genera grandes y graves problemas. Tendríamos que pasar a un sistema de salud único, todo de alta calidad (no como ahora, donde no es lo mismo estar en el IMSS, en el ISSSTE o en los servicios de salud municipales) y con acceso universal, no ligado a contar con un trabajo formal.

El segundo asunto de reflexión es el derecho a la información y la transparencia. En una situación como la que estamos viviendo, el manejo, uso y difusión de la información y la transparencia con la que se manejen las instituciones del Estado es un asunto fundamental. La posibilidad de que la ciudadanía se entere de la situación que priva y el nivel de problema que se enfrenta, de las acciones emprendidas y el fundamento de ellas, de poder saber qué elementos aún no se conocen y guardar el equilibrio entre difundir una información con la mayor certeza posible para movilizar a la sociedad, sin el riesgo de entrar en la psicosis colectiva, es lo que da el contenido y la posibilidad del respeto al derecho a la información. En el caso de la influenza porcina hay claroscuros al respecto. Efectivamente la mayor parte de la población sabe del problema, conoce los síntomas de la enfermedad y está al tanto de las medidas para evitar el contagio; sin embargo, el origen de este tipo de influenza y cómo pasó de los cerdos a las personas, es un hoyo negro y esto ha provocado un sinnúmero de hipótesis. Las indicaciones contradictorias en algunos momentos tampoco abonaron al respeto de este derecho (por ejemplo, en un primer momento se dijo en cuanto se sintiera algún síntoma habría que atenderse, ahora se plantea que sólo hay que asistir a la atención médica cuando se presente todo el cuadro de síntomas), también hay evidencia de que se está generando una psicosis colectiva que se traduce en compras de pánico. Incluso en el estado de Jalisco hay una duda permanente de que la ausencia de casos probados en la entidad sea real y no se esté ocultando la verdadera situación, teniendo como precedente que en el caso del dengue, la Secretaría de Salud de Jalisco ya había dado cifras maquilladas que luego fueran desmentidas por su similar a nivel federal, o en el lamentable fallecimiento del niño Miguel Angel López Rocha, donde las causas de su muerte aún no están debidamente aclaradas.

El tercer asunto sobre el que hay que pensar es la actuación del Estado y sus instituciones. Se percibe una notable descoordinación entre los diferentes niveles de gobierno, por lo menos en Jalisco las políticas de cerrar escuelas generó confusión y descontento de parte de la ciudadanía, es más, luego del anuncio del secretario de Salud federal de suspender las clases en todos los niveles educativos, el secretario de Educación de la entidad afirmó en los medios de comunicación locales que por la tarde de ese mismo día todavía habría clases. Otro de los fenómenos que sin duda llaman la atención es que en algún sector de la sociedad de Jalisco el gobierno está viviendo la fábula de Pedro y el Lobo. Hay personas que ya no creen en nada de lo que las instancias gubernamentales proponen y dicen, basados en su experiencia previa de engaños históricos. Es por demás preocupante que en un caso como éste tengamos este tipo de reacción social fundada en lo que ha sido el desempeño de la clase política.

Hasta aquí algunas reflexiones sobre la coyuntura actual, que pueden contribuir a profundizar en el asunto durante este tiempo de puente-cuarentena en el que estamos inmersos.

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