14.4.09

Voto nulo

Acentos

Diego Petersen Farah

Dicen los que fueron funcionarios de casilla en 1976 que esas elecciones, donde José López Portillo era el único candidato postulado por simultáneamente por el PRI, PPS y PARM las ganó, sin duda… Cantinflas. En aquellos años, ante la inminente aplanadora priista, el PAN, el único otro partido de oposición con registro, decidió no postular candidato. López Portillo recorrió solo el país durante seis meses, debatiendo con su sombra, para luego enfrentar unas elecciones en las que quedó en tercer lugar: primero fue el abstencionismo con cerca del 70 por ciento; luego, dicen las malas lenguas, Mario Moreno Cantinflas y después el JoLoPo (así de feo, con esas iniciales, López Portillo firmaba las bardas).

María de las Heras sostiene que en este país, las elecciones fueron diseñadas por una mente perversa para que nadie vote. La fecha se escogió en el momento en que la mitad del país se está ahogando por exceso de lluvia y la otra se está ahogando de calor. En el resto del mundo las elecciones suelen ser en otoño o en primavera, cuando el clima sea más benigno para soportar las filas frente a la casilla. En estas condiciones, dice María, es un milagro que la gente salga a votar. En este verano todo parece indicar que, como en la canción de Serrat, no habrá milagro: la abstención será de 55 por ciento, según los optimistas, o hasta 65 por ciento según los pesimistas. Casi al nivel de 1976.

Pero en este país abstenerse no significa nada, pues con un voto se gana las elecciones. Anular la boleta o votar por un candidato no registrado, como Cantinflas, tampoco sirve de gran cosa, pues los votos nulos se descuentan cuando se trata de los cálculos electorales, es decir se excluyen de la llamada votación efectiva. Bajo el lema de “para políticos nulos, votos nulos” un grupo de ciudadanos está promoviendo la idea de acudir a las urnas y tachar toda la boleta para anular el voto. Es una forma de ejercer el derecho al voto y protesta al mismo tiempo. Sin duda el principio es correcto y plausible: la mejor forma de mentarle la madre a los partidos (que es de lo que se trata) es no votar por ninguno de ellos, pero para que la protesta sea significativa debe notarse. Hoy por hoy, votos nulos es ya la quinta o sexta fuerza electoral del estado. La cantidad de votos que se anulan porque la gente tacha más de una cuadro, porque no queda claro por cual partido quiso votar, o los que lo hacen concientemente, ya es importante. En 2003 hubo 57 mil votos nulos, lo que significó 2.49 por ciento de la votación emitida; en 2006 subió a 62 mil voto nulos, pero por lo copioso de la votación el porcentaje fue de 2.19 por ciento. Para que “anulo mi voto” sea significativo deberá de pasar de los cinco puntos, es decir posicionarse como cuarta fuerza electoral, que en esta elección significan cerca de cien mil votos en todo el estado. No está sencillo el reto, pero seguro que está divertido.

No hay comentarios: