29.3.09

Historia de vida y resistencia en Chapala

Cuentan los antiguos wixaritari que “cuando vino la inundación, la sangre corrió, la sangre de todos los primeros antepasados. Había cinco escalones que le indicaban cómo iba pasando el tiempo conforme el agua subía. El agua llegó hasta el cielo y ahí comenzó a bajar hasta secarse por completo. El agua se bajó toda. Como toda corriente arrastró basura, tierra, palos. Así fue como la balsa o el cajón apareció en lo que hoy es Chapala, el lago sagrado Xapawiyeme. El chalate con el que había hecho la barca aún se encuentra en medio de la laguna”.

Es así como desde entonces los wixaritari acuden a Chapala en su antiguo peregrinar, de la misma manera en que diversas comunidades de la ribera del lago, hoy peregrinan al territorio indígena Coca de Mezcala a ofrendar aguamiel a las antiguas “abuelas” para que lleguen abundantes lluvias del cielo.

La historia de resistencia de los cocas se observa desde 1668 cuando ya había documentos que reconocían la existencia de Mezcala como comunidad agraria. Hoy mantiene su antigua historia de resistencia, historia que se tiñe de duras luchas, como la que en la Independencia mantuvieron los insurgentes durante cuatro años (de 1812 a 1816) para defenderse de los brutales ataques del Ejército Realista, el cual estaba dispuesto exterminar a los insurgentes de Mezcala.

Desde entonces ha sido larga su lucha hasta lograr en 1974 la titulación total de bienes comunales, territorio que incluye la isla de Mezcala.

Mezcala se mantiene como comunidad a pesar de la dura historia de conquista que ha generado epidemias, tributos a los realistas, desconocimiento del gobierno, imposición de carreteras, despojo de tierras, invasión de intereses turísticos y discriminación de caciques de Poncitlán.

Al visitar el pueblo o la isla de Mezcala se percibe en el aire la antigua historia de lucha el pueblo coca, los fuertes de los insurgentes, los cuartos de la prisión que posteriormente se hizo ahí para encerrar a los mismos cocas y a otros rebeldes… pero también se percibe la devastación que hoy se está realizando en las antiguas ruinas de la isla; paredes de ladrillo, cemento, nuevos “centros de energía”, destrucción de formas antiguas formas de piedra construidas por los insurgentes, reformas completas a las huellas de la antigua historia de Mezcala, es lo que, en complicidad con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha hecho el “mal gobierno” para dar paso a negocios turísticos a costa del patrimonio histórico de la isla, esto, “con motivo de la celebración del Bicentenario de la Independencia.”

El pueblo wixárika, de igual manera, ha sufrido la envestida de esta tendencia de despojo y destrucción de los antiguos templos que han hecho posible la permanencia de la vida de los pueblos. Los que han permitido un país pluricultural, diverso de vida, costumbres y ecosistemas, elementos todos que interactúan y hacen las actuales formas de autogobierno y prácticas tradicionales de los pueblos.

Cuenta un anciano wixárika, que el chalate ahí sigue, ahí están los huellas de los antepasados, mientras, la vida seguirá y los pueblos indígenas crecerán, porque en Chapala están los rastros de una antigua supervivencia.

Las acciones de remodelación de la isla de Mezcala se han manchado de múltiples irregularidades, de actos de corrupción y mentiras al pueblo coca, es importante la observación de la sociedad civil sobre los avances de los cambios estructurales de las antiguas ruinas de la isla de Mezcala, para que desde el legítimo y legal derecho del pueblo de Mezcala, se mantenga la integridad del pueblo coca.

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