6.12.08

Sabidurias Indígenas

Gustavo Duch Guillot, El País - 05 de dic/2008 
Mientras se celebra la XIV Conferencia de Cambio Climático que las Naciones Unidas organiza en Poznan (Polonia) hasta el 12 de diciembre, escucho las voces de las Naciones Indígenas.
 
Junto a un fuego se han reunido. Un anciano indio mohave llegado de Arizona dice "hay algo muy especial en lo que estamos haciendo, la gente que no es indígena hace una fogata enorme, tan grande que tienen que apartarse. Nosotros, sin embargo, hacemos un fuego pequeño para que todo el mundo tenga que acercarse". Así fundidos, se puede sentir el calor humano, la más sostenible de las energías. A su lado, apretadita, Rita que nació en un barco de pesca, del pueblo yupik, en Alaska explica que sus tierras no tienen bosques, no tienen árboles, y confían en la madera que les lleva las corrientes. "El Universo –cuenta Rita- es de todos, por lo tanto, no somos dueños de nada." Emi, con las manos jugando con sus dos colas de pelo negro aymara, explica que la naturaleza nos da señales. Hay que escuchar al mauri. El mauri es un pescado que vive en los ríos del altiplano andino y en el Lago Titicaca. "Cuando deposito mis huevos –dice el pez- primero observo donde puedo colocarlos. Si los coloco en el centro del río es porque no va a caer mucha lluvia y para que vivan mis hijitos necesito que estén permanentemente en el agua, y el centro es el lugar más apto, porque es el más profundo. Si yo colocase mis huevos a las orillas del río, significaría que habría constantes lluvias." Este año los huevos dormitan en el centro del río.
 
¿Cómo sobreviviremos mujeres y hombres campesinos si nuestra Madre Tierra está enferma,  qué futuro tienen nuestras hijas e hijos, podemos confiar en estas cumbres? se preguntan. Un dirigente campesino mexicano se levanta y cuenta que una vez fue atacado por un oso. Que miró a los lados buscando ayuda y no vio a nadie. Que miró entonces al cielo y dijo: "Diosito, si no me vas a ayudar, por lo menos no te pongas del lado del oso". Alrededor de la fogata estallan las risas porque saben que, bueno, aunque no pueden esperar nada de la Conferencia, ellas y ellos no están solos.
 
Y pregunto, esa alegría, esa esperanza… ¿de dónde les llega? Contestó una campesina del cauca colombiano si dejar de reir: "Nos divierte mucho ver cómo los colibríes pueden desplumar al cóndor. Sin plumas ese animal tan fiero no puede volar".
 

Señores y señoras reunidos en Poznan –al menos- no se pongan del lado del oso.

 

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