13.7.08

PUEBLO SIN REGISTRO PUEBLO SIN DERECHO

El lobby… Olvido y existencia… Dicen que no hay olvido involuntario, y en este caso el olvido pudo echar por tierra la
lucha de varios ciudadanos que en El Salto, Juanacatlán, Puente Grande y Tololotlán pelean por el cierre del vertedero

Los Laureles, controlado por la empresa CAABSA y que desde su apertura ha acentuado los severos problemas de
contaminación en el subsuelo de esa sucursal del quinto círculo del infierno dantesco, donde se encuentra Dite. El caso
de olvido se presentó cuando la agrupación Un Salto de Vida interpuso, por medio de la Semades, una denuncia popular
sobre la contaminación que provoca el vertedero. Los documentos se entregaron el 17 de abril pasado y en ellos se
habla de cómo los lixiviados que se filtran desde el vertedero al subsuelo han impactado la vida de quienes viven en la
zona: ganado muerto por enfermedades, pozos y abrevaderos contaminados que obligaron al cierre de ranchos y
granjas, olores fétidos… en fin, todo lo que ocasiona la mala operación del vertedero. La Semades recibió la demanda y
le dio curso, sólo que olvidó entregar los anexos que venían con ella (y entre ellos la demostración de personalidad
jurídica de la asociación que promueve la denuncia). El olvido derivó en que el 30 de junio el apoderado legal de
CAABSA, Hugo César Villanueva Quezada, respondiera a la demanda de Un Salto de Vida con argumentos
contundentes que alegaban la falta de personalidad jurídica del denunciante. Es una respuesta extensa la que dedica el
empleado de CAABSA para demostrar con la cita de artículos de leyes la “improcedente denuncia por medio de la
excepcional falta de personalidad jurídica”. O sea, para CAABSA, por culpa de Semades y la burocracia, la gente de El
Salto no existe. Después de que el jueves pasado la gente de El Salto recibió la notificación de la respuesta de CAABSA,
la situación derivó en el debido reclamo a la Semades, que no tuvo de otra más que disculparse con los denunciantes y
apresurarse a decirles que todavía tenían cinco días hábiles para entregar los anexos y continuar con el proceso. Dos
cosas para tomar en cuenta de esto: una, que de nueva cuenta las autoridades demuestran displicencia al involucrase
en las demandas ciudadanas; y dos, que con su respuesta la empresa basurera dejó en claro que antes de responder a
las demandas puntuales por los males que genera, prefiere hacer saltos cuánticos entre códigos y leyes para demostrar
que la gente no le importa porque no tiene “personalidad jurídica”. ¡Sin papeles no los veo ni los oigo! Pero para su
infortunio, el proceso, si Semades no determina otra cosa, continuará y deberá responder a lo que importa.

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