19.6.08

NO HAY DESCANSO PARA LOS TRABAJADORES POBRES

No hay descanso para los trabajadores pobres
Por Laura Carlsen
La globalización sigue desbaratando sus propios mitos, sobre todo en los países en vías de desarrollo.

En México, la promesa de mayor número de empleos se agotó poco después de haber entrado en vigor el TLCAN, cuando se hizo evidente que el desplazamiento laboral rebasaba la generación de empleos. Hoy su gemela, la promesa de que la globalización crearía mejores trabajos y elevaría los niveles de vida, finalmente, también, se ha suicidado en público.

La Ford y la General Motors modifican sus operaciones en México. La Ford anunció esta semana una inversión masiva en este país de más de dos mil millones de dólares. Junto a los comentarios autocomplacientes de representantes de la industria y el gobierno, se encontraba un dato interesante: Según información de la AP (Associated Press), en la planta de Ford que se ampliaría en Cuautitlán—en los arrabales de la Ciudad de México donde el costo de la vida se ha ido disparando—los salarios de los obreros serían reducidos a la mitad de lo que hasta ahora habían sido $4.50 dólares por hora. Los dirigentes sindicales aseveraron que la medida era necesaria para competir con China.

Esa misma semana, la General Motors anunció una inversión de $1.3 mil millones de dólares en su planta de Coahuila y la creación de 875 empleos (obsérvese la baja relación empleos-inversión). Asimismo anunció el cierre futuro de sus plantas en Janesville, Wisconsin, y en Morraine, Ohio. La prensa mexicana mencionó que la corporación había aludido al cierre de su planta en Toluca, lo que inmediatamente obtuvo la promesa de la dirigencia sindical de aceptar recortes de salarios. Poco después la empresa anunció que mantendría esa planta en funcionamiento, pero que reduciría operaciones y despediría a algunos de los trabajadores. Aunque los nuevos términos de contratación no estaban disponibles al momento de escribir este artículo, con esto la tendencia ha quedado claramente trazada.

Las corporaciones justificaron este nuevo embate contra la frágil economía de las familias de trabajadores señalando a la competencia global. Mientras China ofrezca salarios tan magros como $2 dólares por hora, México no tiene más opción que seguir el ejemplo si quiere atraer inversiones.

El único piso legal para esta carrera hacia el fondo, es el salario mínimo vigente en México, de alrededor de $5 dólares por día. Y esa misma semana el gobierno mexicano dejó muy en claro que no tiene planes para aliviar la presión en esta área. En clásico estilo patriarcal, el Secretario del Trabajo Javier Lozano explicó que aumentar el salario mínimo desataría una carrera de precios y salarios y "sería ilusorio para los trabajadores, sería engañarlos, ya que aunque creyeran tener más para comprar bienes, estos (precios) continuarían elevándose ..."

El problema es que los precios ya están elevándose: el precio del alimento básico, la tortilla, subió de cinco pesos a fines de 2006 a 12 pesos hoy en algunas partes de México. Este solo hecho sitúa a México en el creciente grupo de naciones amenazadas por la crisis mundial de alimentos, donde hasta a quienes trabajan largas jornadas se les dificulta asegurarse una alimentación básica.

En un discurso dicho el pasado 9 de junio en la Organización Internacional del Trabajo en Ginebra (Suiza), Lozano abundó sobre los peligros de otorgar a los trabajadores pobres salarios favorables a un nivel de vida aceptable: "la aspiración legítima de mayores salarios para los trabajadores debería hacerse realidad mediante aumentos en la productividad y no medidas artificiales como el control generalizado de precios o aumentos salariales de emergencia." Como Secretario del Trabajo, se creería que Lozano podría haber visto uno sólo entre las docenas de estudios que demuestran que el sector manufacturero mexicano ha experimentado un notable incremento en la productividad al mismo tiempo que han caído los salarios reales. Pero el uso del término "artificial" traiciona su convicción de que cualquier concepto o medida que se salga de los dictados del mercado neoliberal es "no natural". Así, cualquier realidad que se ofrezca que contradiga tales dictados sigue siendo tratada como una anomalía inconveniente o es totalmente ignorada.

Qué chistoso que al aumento de salarios a los trabajadores que están por debajo de los niveles de una vida digna se le presente como el villano en la cruzada para controlar los precios por el bien de todos, en tanto que otras causas—tales como el control monopólico de los mercados—jamás son mencionados. Chistoso, aunque no tenga nada de humorístico. A los trabajadores mexicanos se les presiona para resistir sus bajos instintos, como el de querer comer regularmente y proporcionar un futuro a sus familias, y para tener fe en las mismas políticas macroeconómicas que les han fallado durante años. Es una situación penosa en una sociedad en donde el costo de los productos básicos subió 47% entre diciembre de 2006 y mayo de 2008 mientras que los salarios subieron apenas algo más del 4%.

Laura Carlsen (lcarlsen@ciponline.org) es directora del Programa de las Américas en la Ciudad de México (www.ircamericas.org). Nuestro Blog en México está disponible en www.americasmexico.blogspot.com.

No hay comentarios: