24.3.08

EL PAIS ALCANTARILLA

JUAN CIUDADANO
Ante los diferentes tipos de ecocidios que vivimos en México, las autoridades tienen ya la respuesta de cajón: "Vamos a investigar" y "vamos a invertir más que los antecesores"La incapacidad de autoridades federales y locales para revertir el deterioro en la calidad del agua del Río Lerma es un buen ejemplo de la falta de herramientas para atacar la contaminación de manera más eficaz en nuestro País.El deterioro en la calidad del Lerma ha avanzado en proporción directa al aumento en inversión de recursos para limpiar el río. A más plantas tratadoras de agua, más negra el agua del río.

Parece, entonces, que por ahí no va la solución.El afluente que corre por la Cuenca Lerma-Chapala es de los más importantes del País. Cruza los Estados de México, Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Jalisco. Estamos, por lo tanto, ante un problema ambiental de solución prioritaria para el País.El mayor caudal del Lerma se encuentra dentro de los 60 kilómetros del río que atraviesan 20 municipios del Estado de México. Sólo en esta entidad, hay 20 plantas tratadoras de agua instaladas, incluyendo dos macroplantas en Toluca.Y, a pesar de ello, el río está más contaminado que nunca.Ante los diferentes tipos de ecocidios que vivimos en México, las autoridades tienen ya la respuesta de cajón: "Vamos a investigar" y "vamos a invertir más que los antecesores".Pero las investigaciones a toro -muy- pasado nunca arrojan responsables y las nuevas inversiones no alcanzan para contrarrestar el crecimiento de contaminantes.A la luz de lo ineficaz de nuestras respuestas y de lo que ha funcionado en otros países para atajar la contaminación del agua, el aire y el suelo, estamos ante un problema de dispersión de responsabilidades.

La culpa la tienen 8 millones 200 mil personas distribuidas en 163 municipios de cinco Estados del País que habitan la cuenca Lerma-Chapala. Para todo fin práctico, no hay culpables.En lugar de meterle más dinero a limpiar ríos, necesitamos invertir en sistemas que faciliten identificar a los violadores de normas ambientales. Estamos muy lejos, por ejemplo, del equivalente al Toxic Release Inventory (TRI) diseñado por la autoridad ambiental de Estados Unidos hace 21 años y robustecida con el paso de los años.En los últimos tres años, toda la información del TRI está sistematizada y actualizada en internet.No se trata sólo, como hace la Profepa en México, de inventariar reportes de empresas sobre emisión de sustancias al ambiente. Tampoco basta con tener "acceso a la información" en la vertiente del particular que pide un documento público y lo recibe en semanas o meses, dependiendo de la suerte.Incuso, los nuevos programas de la Profepa para atacar el problema están más cerca de las buenas intenciones que de una posible solución.

Uno de éstos, "El Programa Nacional de Auditoría Ambiental", invita a las organizaciones sociales a que hagan un trabajo voluntario de vigilancia a quienes emiten contaminantes al ambiente.Pero el programa no prevé la disponibilidad de información que se requiere para que quienes quieran ser auditores voluntarios sepan exactamente qué sustancias, en qué cantidades y en qué puntos específicos están autorizadas a verter las empresas que se aprovechan del río.Otra iniciativa de la Profepa, igualmente limitada, es el Centro de Documentación, que busca estar abierto a consultas de quienes estén interesados en información ambiental.Es rollo. No aporta nada adicional al tipo de solicitudes de información que se pueden hacer a través de la plataforma del IFAI.¿Qué es lo que hace que la página web del Toxic Release Inventory estadounidense lleve más de 2.5 millones de visitas en los últimos tres años?Que ésta contiene reportes actualizados de 800 mil establecimientos que emiten algún tipo de contaminantes al ambiente.

Y la información capturada se puede consultar en tiempo real de acuerdo a ubicación geográfica, tipo de permiso del establecimiento, nombre del establecimiento, calificaciones de cumplimiento, entre otras.Tiene sentido invitar a la ciudadanía a hacer el papel de contralores ambientales, pero sólo cuando la autoridad cumple con su parte de proporcionarle -en formatos que se ajusten a las necesidades del vigilante- toda la información disponible.Si las plantas de tratamiento no han funcionado, ¿no será hora de pensar en alternativas?
juanciudadano@juanciudadano.com

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