28.2.08

Podrían sumarse 2 casos más al de Miguel Angel; buscarán detectar la presencia de metales pesados

Agricultores de El Salto y Juanacatlán lamentan que la contaminación mate ganado y siembras


JORGE COVARRUBIAS

Los casos de dos personas que viven en El Salto y Juanacatlán podrían sumarse al ya comprobado del niño Miguel Angel López Rocha, quien falleció el pasado 13 de febrero a causa de una septicemia generalizada y presencia de arsénico en su cuerpo después de caer al río Santiago.

Uno de ellos, para infortunio de las autoridades del gobierno estatal, que se han empeñado en negar la vinculación entre la aparición de enfermedades y la contaminación del afluente, corresponde al niño de seis años Juan Manuel Valencia Rodríguez, quien por azares del destino conoció a Miguel Angel, pues vive en la colonia La Azucena.

El menor llegó con carácter de urgencia al Centro Médico de Occidente, ayer quedó formalmente hospitalizado en el área de cardiopediatría y mañana le practicarán una cirugía a corazón abierto. De acuerdo con la madre, Aurora Rodríguez González, su hijo padece un problema en el ventrículo izquierdo, al parecer de nacimiento; sin embargo, fue hasta hoy que se dieron cuenta, después de dos años de vivir en La Azucena.

Aparentemente la exposición constante a los lixiviados del río Santiago, ubicado a unos metros de su casa, agravó la enfermedad del niño. Además de presentar afectación al corazón, Juan Manuel Valencia llegó con un cuadro severo de dermatitis y conjuntivitis, por lo que las autoridades sanitarias lo someterán a pruebas de detección de metales pesados, similares a las que realizaron a Miguel Angel.

Raúl Muñoz Delgadillo, presidente del Comité Ciudadano de Defensa Ambiental del municipio de El Salto, quien ha estado al pendiente de la salud del niño, manifestó que hoy llevarán a ocho de los 12 donadores de sangre que necesita el menor para efectuarle la operación. Informó que los médicos pronosticaron en sus primeros exámenes una posibilidad de que tuviera principios de diabetes infantil.

El otro caso apareció en el municipio de Juanacatlán, donde, según el presidente de ese municipio, Ramiro Tapia Ornelas, se trata de un hombre de 30 años, al parecer con retraso mental, que ingenuamente bebió agua del canal de La Aurora y que por este motivo se encuentra internado desde hace una semana en el Hospital General de Occidente (HGO), en el que falleció Miguel Angel. “Tenemos una persona de aquí de Juanacatlán que al parecer también ingirió aguas del canal de La Aurora y los médicos se han comportado de una manera muy misteriosa, no dan a conocer los resultados a la familia de esta persona. Es una persona como de 30 años que al parecer está un poco enferma, y por su misma enfermedad no alcanza a comprender lo que era tomar agua del canal”, dijo.

El primer edil dijo que no se acordaba del nombre de la persona, sólo que se apellida Alvarez, y que sus familiares le han insistido en la renuencia de los médicos a proporcionarle información de su estado de salud. “Eso es lo que me comentaba la familia; oye presidente no nos dan información de qué es lo que tiene… pues más bien un cuñado fue el que me dijo, no nos dan información qué es lo que tiene mi cuñado, qué padecimiento tiene o qué le está produciendo la enfermedad”, precisó.

Tapia Ornelas opinó que las medidas que piensa implementar el gobierno del estado para atenuar la contaminación, como el entubamiento de un tramo del río Santiago, son meros paliativos. “Qué vamos a hacer con todo el lodo que tenemos ahí almacenado, que son todos los metales pesados, si se llega a secar la presa los metales pesados van a empezar a volar y va a ser peor que tener el agua ahí”, externó.

Muere ganado y siembras por contaminación en el río Santiago

En El Salto y Juanacatlán, desde hace años que la siembra y ganadería dejaron de ser las actividades principales. Las verduras y leguminosas que se cosechan no tienen la misma textura, y en la ribera del río es frecuente encontrar osamentas de reses, perros y otros animales domésticos que en el ánimo de satisfacer su sed, encontraron la muerte al ingerir agua contaminada.

–El jitomate se estuvo manchando últimamente, ahí se sembraban algunas labores y también se estuvo manchando, comentó José de Jesús Alvarez, agricultor de Juanacatlán.

–¿Cómo se veía?

–Pos, un tipo hongo que le salía a la mata y el jitomate se empezaba a dañar con puntos negros pa dentro, ya le digo.

Y lo mismo ocurrió con el trigo, cebolla y zanahoria.

Ganaderos y agricultores de ambos municipios sostuvieron una reunión con el diputado priísta Jaime Prieto Pérez, titular de la Comisión de Ganadería, para exponerle su problema y solicitarle su intervención.

Uno de los testimonios más elocuentes de la contaminación lo proporcionó José López Maldonado, ganadero de la ex hacienda de Juanacatlán, propietario de algunas cabezas de ganado que ingirieron agua del río Santiago.

“Tengo un toro que tomó agua, un toro que está… vamos a decir, chiqueado, era un chorro que parecía aventaba banderillas, así fuerte la presión del excremento”, explicó.

El mismo López Maldonado constató en carne propia los efectos de la contaminación del río. En una de sus jornadas de trabajo se infiltró accidentalmente agua a una de sus botas, que le provocó una dermatitis severa, su pierna tenía manchas oscuras y un aspecto de haber sido expuesta a químicos abrasivos.

Los agricultores relatan que ahora sólo pueden sembrar una vez al año, debido a que el agua que utilizan para regar quema las plantas y ha bajado la producción.

“Vimos que definitivamente ya no se puede y todo es a consecuencia del agua del río”, puntualizó Alvarez.

De acuerdo con los ganaderos, en los últimos dos años se han detectado al menos 70 reses muertas, pero podría haber más debido a que no se tiene un censo.

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